¿Un BMW Serie 7 de 16 cilindros? Yes Baby!!
Pocos fabricantes se han prodigado a lo largo de la historia de la automoción con motores de 16 cilindros. Los más conocidos sin duda fueron los Cadillac V16 de los años 30, cuyos motores se desarrollaron de la unión de dos bloques de ocho cilindros en línea. Marmon también tuvo modelos de 16 cilindros, pero hablamos de coches de antes de la II Guerra Mundial.
Hubo otro caso relativamente conocido, el raro deportivo italiano Cizeta Moroder 16T, un coche desarrollado por el célebre músico de los 80 Giorgio Moroder que equipaba un motor V16 construido por la unión de dos bloques Ferrari V8.
Y entre esta curiosa terna hubo un también un BMW, aunque nunca llegó a producirse en serie y sólo existe un ejemplar, se trata del BMW 767 iL Goldfish, una historia que merece conocerse.
En 1987, BMW renueva su Serie 7 con el nuevo E32, el cual suponía un importante salto de calidad respecto al Serie 7 E24 lanzado 10 años antes. En aquellos años, el Mercedes Clase S W126, concretamente el 500 SE con motor V8 era la gran referencia en el segmento de berlinas superiores, y la firma bávara decidió ir más allá y en 1988 lanzó el nuevo y flamante 750 iL con motor V12 de 300 CV.
Detrás de la creación del nuevo Serie 7 con motor V12 estaban tres históricos trabajadores de BMW: Lange, Fischer y Weisbarth. Pero no se conformaron con su última creación, querían algo más, soñaban con un BMW Serie 7 aún más especial, movido por un motor de 16 cilindros.
Para el desarrollo de dicho propulsor, al que se le puso el nombre en clave de ‘Goldfish’ -pez dorado-, se partió de la base del motor M70 de 12 cilindros. El nuevo motor era 30 cm más largo que el V12 y ello hacía que ocupase el hueco completo del vano motor, por lo que el sistema de refrigeración, dos radiadores, hubo de colocarse en el maletero. Una rejilla en la zaga expulsaba el aire sobrante. Dos tomas de aire laterales detrás de las puertas traseras delataban al 767 del resto de sus hermanos pequeños.
El motor rendía 408 CV e incluía una centralita específica que lo gestionaba como si fuera un ocho en línea. Aceleraba de 0 a 100 en 6 segundos y la velocidad máxima era de 280 Km/H. Ningún sedán de cuatro puertas ofrecía algo similar en aquellos años.
BMW desechó su producción por ser muy costosa, aparte de que carecía de espacio en el maletero, por tanto, el Goldfish quedó en una anécdota, una divertida y jugosa anécdota.