Purito Rodríguez y Yamaha T-Max, alianza de éxito
Joaquín “Purito” Rodríguez ha sido uno de los “grandes” del ciclismo mundial. Su envidiable palmarés le ha llevado a ser considerado como uno de los mejores ciclistas españoles de todos los tiempos. A sus 40 años y tras 15 como ciclista profesional, sabe lo difícil que ha sido alcanzar los éxitos que atesora su carrera.
Purito Rodríguez siempre ha tenido las cosas muy claras. Sabía cuándo era el momento de darlo todo por su carrera y cuándo el momento de parar, dejar atrás una de sus pasiones para empezar a disfrutar de otras muchas a las que tuvo que renunciar durante años.
Y es su espíritu competitivo y luchador por ser el mejor lo que lo ha vinculado tan estrechamente con la nueva Yamaha TMAX. Con carreras compartidas, ambos iniciaron su andadura profesional el año 2001, Purito Rodríguez se ha convertido en el embajador perfecto de la marca.
Su pasión viene de lejos, aunque su vinculación por ella se ha hecho esperar. Tras dejar su carrera profesional, Purito ha podido hacer realidad sueños contenidos durante tanto tiempo. En 2017 adquirió su primera Yamaha TMAX. Ahora, toca dar un paso más y seguir disfrutando sin límites con la séptima generación de este mítico modelo.
La nueva Yamaha TMAX la catapulta definitivamente a un terreno solo reservado para unos pocos. Este maxi- scooter ha trascendido todos los límites de su segmento. No solo lidera la categoría desde hace dos décadas, la define.
Su nuevo TMAX 560 le permite desplazarse allá donde quiere, con una sensación inexplicable. Exclusividad al máximo nivel en cada pequeño detalle, mejorado para reafirmar su verdadera superioridad. Con un diseño más deportivo, líneas más agresivas y un motor más potente de 560 cc, aporta sensaciones en Purito solo alcanzadas en esos precisos momentos en los que, con la última pedalada, tocas el cielo y saboreas el triunfo de una victoria más que merecida.
Purito Rodríguez lo tiene claro. “Todo el sacrificio ha valido la pena. Si tuviera que nacer de nuevo, volvería a elegir esta vida. ¿Y mi moto? También lo tengo claro, seguiría siendo la Yamaha TMAX”. Pertenecer a algo no se elige. Se siente.