Opel se consolida en el segmento SUV
En los principales mercados automovilísticos del mundo, los SUV se han convertido en los automóviles de moda por su polivalencia, la amplitud de su espacio interior, su robustez y su capacidad de adaptación a cualquier tipo de terreno. Sin embargo, hasta hace algunos años, eran un segmento de nicho en los mercados europeos, en los que reinaban las berlinas.
Sin embargo, existía demanda por un tipo de vehículo resistente, capaz de ofrecer buenas prestaciones en carretera y enfrentarse de forma segura a trayectos por caminos de tierra o campo a través, sin desentonar estéticamente en ciudad. En los años 80, las marcas japonesas empezaron su desembarco en Europa con sus 4×4 como punta de lanza, adueñándose de un mercado en el que no tenían rival. En 1991, Opel recogió el guante con el lanzamiento del Frontera, uno de los primeros SUV fabricados en el Viejo Continente, concretamente en el Reino Unido y Alemania.
Basado en el Isuzu Amigo, el Frontera salió a la conquista de los terrenos más difíciles, con tracción 4×4 y marchas reductoras. Para el asfalto, rodaba con propulsión trasera, ya que la tracción delantera era desconectable. Disponible, desde su lanzamiento, con el motor diésel 2.3 del Opel Omega, desarrollaba 100 CV y podía alcanzar los 150 Km/h. Bajo su exterior robusto y su estética “off road”, ofrecía un interior amplio y confortable, pensado para un uso familiar. Se lanzaron dos versiones, una de 5 puertas y otra de tres, el Frontera Sport.
La segunda generación del Opel Frontera, lanzada en 1996, adoptó líneas más suaves y un interior totalmente repensado, con un cuadro de instrumentos de líneas curvas con una estética muy actual. Se apostó por reforzar el confort, con frenos de disco y amortiguación de muelles en el eje trasero. Bajo el capó, incorporó los motores Ecotec de Opel, que aseguraban mayores prestaciones con un menor nivel de consumo y emisiones. El Opel Frontera terminó su andadura comercial en 2004 pero, como buen todoterreno, contribuyó a abrir camino al segmento SUV en Europa.
Su sucesor, el Opel Antara, llegó en 2006 y dio un giro de sofisticación a los SUV con tapicerías cuidadas y equipamientos como la climatización automática, las llantas de aleación, el ordenador de viaje o el volante multifunción, manteniendo un espacio interior amplio y versátil. Basado en el concept-car Opel Antara GTC (Gran Turismo Crossover) presentado en el Salón de Fráncfort 2005, tuvo una interesante carrera internacional, comercializándose como Chevrolet Captiva Sport y Saturn Vue en América o como Holden Captiva en Australia.
En 2012, Opel entró en un territorio hasta entonces poco explorado llevando las prestaciones, la estética, la vocación aventurera y el espacio interior de los SUV a las dimensiones compactas del segmento B. Llegaba el Opel Mokka, que se fabricó hasta 2019 en la Planta de Zaragoza. Próximamente, se lanzará la segunda generación de este modelo, que volverá a romper moldes con una versión 100% eléctrica.
Versátil, ágil y espacioso, el Opel Crossland X doblaría la apuesta de la marca en este segmento en 2017. Con la funcionalidad, la amplitud, la agilidad y la elegancia deportiva como señas de identidad, este SUV compacto fabricado en Zaragoza destaca por su tecnología y sus innovadoras prestaciones. Incorpora los equipamientos más avanzados de su segmento y supera con sobresaliente las asignaturas de confort y modularidad: tanto el conductor como el copiloto pueden disfrutar de los asientos ergonómicos certificados por AGR. Por otra parte, el volumen máximo del maletero de 520 litros —sin abatir los asientos traseros— es líder en su categoría. Además, los pasajeros de la parte trasera tienen la posibilidad de ajustar su asiento longitudinalmente 150 milímetros, con lo que se aumenta el espacio para las piernas o la capacidad del maletero.
2017 también fue el año de lanzamiento del Opel Grandland X, un SUV con carácter, que recoge todas las esencias del segmento, aportando un diseño atlético, un interior pensado para disfrutar y los últimos avances tecnológicos con la precisión y el rigor de la tecnología alemana.
Con una gama de motores gasolina y diésel que cumple la normativa Euro 6d-Temp, destaca por ser una de las opciones más eficientes de su categoría. Su vocación ecológica del Opel Grandland X llega a su máxima expresión con su versión híbrida enchufable Hybrid 4, con tracción total, una potencia de 300 CV y emisiones de CO2 desde 32 g/Km.