Lincoln, 100 años de distinción a la americana
EEUU es un país habituado a los duelos de dos opononentes: dos partidos políticos se juegan cada cuatro años la Presidencia del país al igual que los dos mejores equipos de football llegan a la gran final de la Superbowl. Y dos marcas nacionales de automóviles se disputan el mercado local del segmento de los coches de lujo, hablamos de Cadillac y Lincoln. Una pertenece a la GM y la otra a Ford Motor Company, y cada una tiene su público fiel. Lo que resulta paradógico es que en sus inicios ambas estaban más relacionadas entre sí de lo que parece. El año en que Ford conmemora el centenario de su adquisición de Lincoln, toca hacer un recorrido por el fabricante de alguna de las limusinas presidenciales más célebres de la historia.
La Lincoln Motor Company fue fundada en 1917 en Detroit por Henry Leland, el mismo que a su vez fundó Cadillac. En 1909, Henry Leland y su hijo Wilfred venden Cadillac a General Motors y unos años después, en 1917, salen de la compañía tras unas desavenencias con el presidente de GM, William C Durant. Los Leland conforman una nueva empresa bajo la denominación Lincoln. ¿Por qué eligieron el nombre del XVI presidente de EEUU? Pues la razón aducida en su día por Henry Leland fue contundente: Leland votó por primera vez en 1864 y lo hizo por Abraham Lincoln.
La Lincoln Motor Company dedicó su actividad en sus primeros años a la construcción de los motores de aviación Liberty de 12 cilindros. No fue hasta 1920 cuando vio la luz su primer coche, el Model L, un automóvil orientado al segmento del lujo, con motor V8 y con la intención de plantar cara a Cadillac.
Edsel Ford comenzó a sondear a los Leland sobre la posibilidad de vender su empresa. Ford Motor Company se había especializado en coches populares y el patriarca, Henry, quería ampliar su público de forma similar a su competidor directo, GM. La operación de adquisición de Lincoln por parte de Ford al precio de ocho millones de dólares de la época se fraguó el 4 de febrero de 2022.
Pero había razones aún más poderosas por parte de Ford para adquirir Lincoln… una vieja vendetta pendiente. En 1902, un grupo de inversores capitaneados por Henry Leland se hizo con la seguna empresa de Ford, la Henry Ford Company, que pasó a llamarse Cadillac. 20 años después el viejo Ford devolvió a Leland la jugada, de hecho, Leland y su hijo Wilfred permanecieron en Lincoln como empleados. ¿A que todo esto da para una serie de Netflix o HBO?
Bajo el paraguas de Ford, el Lincoln Model L se consagró en el mercado de los automóviles de lujo en los años venideros y fue un duro contendiente no sólo para Cadillac, también para Duesenberg, Packard, Marmon, Peerless y Pierce-Arrow, el stablishment de los autos de lujo en EEUU. La guinda del pastel llegó en 1924 cuando el 30º presidente de EEUU, Calvin Coolidge adoptó el Model L como vehículo oficial.
En 1931 Lincoln introdujo el Model K y un año más tarde su nuevo motor V12. Pese a ser un competidor directo del Rolls Royce Phantom II o el Duesenberg J, el Model K se vio pronto ensombrecido por un nuevo Lincoln más compacto, pero mucho más avanzado e innovador, el Zephyr de 1936. El Zephyr fue el primer vehículo de Ford con chasis monocasco. Diseñado por John Tjaarda, su estética era muy atractiva y aerodinámica, y puso contra las cuerdas al Chrysler Airflow. Su tamaño más compacto lo hizo muy atractivo dado que en el segmento de alta gama el público prefería los coches europeos.
En 1939 Lincoln cesaba la producción del Model K y no volvería a construir un coche similar. Su lugar sería ocupado por uno de los autos más celebrados de la marca y el primero de una estirpe de leyenda, el Continental MK I. Un año antes, Edsel Ford, uno de los ejecutivos del automóvil más legendarios de la historia, se fue de vacaciones a Florida en un Zephyr con carrocería descapotable obra de Bob Gregorie y el coche causó sensación por su estilo europeo y elegante. Un año después llegaría el Continental, así denominado en claro guiño al público del viejo continente. Inmediatamente captó la atención de los más ricos y adinerados, y el célebre arquitecto Frank Lloyd Wright se deshizo en elogios sobre su diseño.
Nuevos tiempos
La entrada de EEUU en la II Guerra Mundial tras el ataque a Pearl Harbour paralizó la industria del automóvil, que retomaría su actividad en 1946. No fue hasta 1949 que Lincoln lanzó un modelo completamente nuevo, ya con diseño tipo pontón. Para la década de los 50 Ford reorganiza su gama de producto y constituye la nueva marca Continental, dentro de la división Mercury-Lincoln. En 1956 entra en escena el Continental MK II, un coupé de aspecto sobrio, elegante y distintivo, heredero del Lincoln Continental MK I. Sin embargo este experimento resultó un fiasco y tras dos años, Continental volvió a ser una denominación de Lincoln.
El trienio 1958-1960 resultó realmente terrible para Lincoln con pérdidas económicas de hasta 60 millones de dólares. El entonces presidente de Ford, Robert McNamara, dio la voz de alarma y un ultimátum. En 1961 se presentó una nueva generación de vehículos bajo la denominación única Continental. Diseñada por Elwood Engel, lucía un aspecto sobrio y elegante a la vez que imponente, con las puertas traseras de apertura suicida. Este automóvil sirvió de base para la construcción del que posiblemente sea el coche presidencial más célebre de la historia, la limusina X100 realizada por el especialista Hess & Eisenhart para el presidente John Fitzgerald Kennedy, precisamente el coche en el que perdió la vida en el magnicidio de Dallas de 1963.
En 1965, Lee Iacocca, a la postre presidente de Ford tras la marcha de Bob McNamara a la política, decide lanzar un nuevo Continental de dos puertas, un vehículo de lujo para competir directamente con el Rolls Royce Corniche y que recogiera la misma filosofía de los MK I y MK II, de hecho fue denominado MK III.
La década de los 70 vio cómo Lincoln y su hermana Mercury incrementaron sus sinergias con coches prácticamente iguales, aunque los Continental MK IV y V siguieron estando en el pináculo de la compañía. La crisis del petróleo de 1973 propició la proliferación de coches más compactos y económicos y la mayoría de fabricantes de EEUU trabajaron en esa línea. Para la década de los 80, Lincoln trabajó en la dirección de competir con Mercedes y Jaguar por el mercado premium en unos años donde los coches de lujo europeos entraron con fuerza en EEUU. En los 90, la sinergia Lincoln-Mercury fue aún mayor.
La llegada del nuevo siglo trajo vientos de cambios a la Ford Motor Company. Jaguar y Aston Martin eran de su propiedad desde la década de los 90 y a esta cartera de marcas extranjeras se añadieron Volvo, Mazda y Land Rover. La división Lincoln-Mercury pasó a incluirse en un nuevo ente bajo la denominación Premier Group of Ford Motor Company, junto con Aston Martin, Jaguar, Land Rover y Volvo. De esta época cabe destacar el novedoso Lincoln LS, una novedosa berlina basada en el Jaguar S-Type concebida para el mercado europeo, pero que finalmente sólo se vendió en EEUU y Norteamérica. De estos años es también el Navigator, primer SUV de Lincoln.
En el nuevo escenario que plantea el cambio de paradigma hacia el automóvil eléctrico, Lincoln es punta de lanza de la Ford Motor Company hacia la electrificación en el mercado estadounidense y de su influencia. La industria americana del motor ha cambiado mucho. Los fabricantes japoneses y coreanos se han hecho muy fuertes, pero EEUU sigue siendo muy orgullosa a la hora de mantener sus símbolos y Lincoln es uno de ellos. Los grandes motores V8 de gasolina se extinguirán, pero Lincoln, adaptada a los nuevos tiempos, salvaguardará el espíritu del lujo americano.