Erich Bitter, el hombre que supo hacer coches alucinantes sobre base Opel
Hubo un tiempo en la industria del automóvil en el que unos pocos pequeños fabricantes con más idealismo y buenas intenciones que medios lograron producir -en muy pequelas cuotas- automóviles realmente interesantes y que con el paso del tiempo se han convertido en auténticos tesoros para el coleccionista: Jean Daninos -Facel Vega-; Alejandro De Tomaso; Renzo Rivolta -Iso-; o Peter Monteverdi son algunos de estos nombres de entre el que también destacó el alemán Erich Bitter. Su empresa aún en activo, Bitter Manufaktur, ha comunicado de forma oficial el fallecimiento del que fue su fundador el pasado lunes 10 de julio de 2023 como consecuencia de una breve enfermedad a la edad de 89 años y muy cerca de cumplir los 90.
Erich Bitter nació en 1933 en Schwelm, cerca de Düsseldorf. Sus padres regentaban una tienda bicicletas y Erich dejó el colegio a la edad de 16 años para trabajar en el negocio familiar. Se hizo ciclista profesional y durante cuatro años compitiendo llegó a participar en el Tour de Francia, siendo uno de los ciclistas alemanes más destacados de su tiempo.
El encuentro de Erich Bitter con el automovilismo se produce en sus años sobre los pedales gracias a una colaboración con la marca NSU, y es con ellos con quien comienza a competir a los 25 años. Entre 1958 y 1969, Erich Bitter compitió al volante de coches de Mercedes, Ferrari y Porsche, hasta que fue contratado como piloto de Abarth. De hecho, gracias a su buena relación con la firma austríaca, logró una representación comercial de la misma para su zona de Alemania cuando se retiró de la competición en 1969. Paralelamente a su trayectoria como piloto, conformó su empresa Rallye-Bitter, especializada en la distribución de complementos para pilotos entre los que destacaron los monos ignífugos de su propia manufactura, siendo pionero en este tipo de productos. En 1968 Bitter fue invitado por Opel para correr con ellos a los mandos del nuevo Rekord de 150 CV y color negro denominado ‘Black Widow’.
Constructor
En 1969 Erich Bitter asume la distribución para Alemania del pequeño fabricante italo-canadiense de deportivos Intermeccanica. De hecho, Bitter aprovechó sus buenos contactos con Opel para suministrar chasis y motores del Opel Diplomat para el Intermeccanica Indra. Pero la baja calidad de Intermeccanica en sus coches hizo peligrar la reputación de Bitter y éste optó por producir sus propios coches deportivos.
A finales de los 60, Opel había presentado un bonito prototipo llamado Styling CD sobre la base de un Opel Diplomat V8, que nunca llegó a producirse. Este modelo sirvió a Bitter de inspiración y tras lograr que la firma del rayo le suministrase chasis y motores del Diplomat, encargó al carrocero Pietro Frua con base de Turín el diseño y la fabricación de una carrocería. El resultado fue el Bitter CD, un esbelto coupé con un bonito estilo italiano, cierta similitud con el Maserati Ghibli, y basado en tecnología de Opel-GM, incluyendo el motor V8 de bloque compacto y 5.3 litros empleado en el Chevrolet Corvette, aunque con una especificación de potencia diferente, concretamente 230 CV, la misma empleada en el Opel Diplomat.
El Bitter CD -Coupé Diplomat, por estar basado técnicamente en éste- tuvo una vida comercial de seis años en los que se produjeron 395 coches. Fue uno de sos muchísimos coches que la crisis del petróleo se encargó de matar.
Erich Bitter no había dicho su última palabra, y en 1981 volvió a la carga con un nuevo e interesante coche, el Bitter SC -Senator Coupé-. Nuevamente se apoyó en Opel para la parte técnica del coche, concretamente en el nuevo buque insignia de Russelheim, el Senator. Michelotti y Pininfarina se encargaron de la carrocería, de hecho, tenía un parecido más que razonable con los Ferrari 365 GT4-400i-412, y ello le valió el apoyo de ‘Ferrari alemán’. El Bitter SC se fabricó como coupé y cabriolet, y montaba el mismo motor de seis cilindros en línea del Opel Senator, pero con la cilindrada aumentada a los 3.9 litros y con 210 CV de potencia. El hecho de que costara el doble que un Porsche 911 SC condenó al fracaso el nuevo coche de Bitter del que sólo se vendieron 488 ejemplares.
Tras unos años de desarrollo de prototipos que no vieron la luz, en 2003 Erich Bitter lanzó un nuevo coche, el Bitter Vero basado en el Holden Statesman australiano, pero la propuesta no tuvo buena aceptación y se quedó en un proyecto apenas testimonial. Con todo, dada la buena relación de Bitter con Opel, el empresario de Schwelm ofreció versiones especiales de la marca, como el Insignia by Bitter, el Adam by Bitter o el Mokka by Bitter, todos con estética y equipamiento bien especial.