El coche más famoso e icónico jamás construido cumple 60 años
El mundo de la automoción quedó prendado cuando Aston Martin presentó en el London Motor Show de 1958 su nuevo y flamante deportivo DB4. El pequeño fabricante de Newport Pagnell entraba por derecho propio en la élite de los coches deportivos con un vehículo sobresaliente en todos los aspectos: belleza, técnica, potencia y elegancia. Cinco años después en un escenario similar, la firma británica presentaba su sucesor, denominado DB5, a priori con una misión casi imposible, superar al DB4.
El nuevo Aston Martin DB5 era literalmente una puesta al día de su antecesor el DB4. Expresiones como “evolución no revolución” o “para qué tocar nada si funciona” son muy aplicables al caso. Presentado en septiembre de 1963 en Earls Court, el DB5 era algo más largo que el DB4 y pese a compartir en esencia el mismo diseño, tenía detalles muy diferenciadores, como los nuevos faros delanteros carenados. Al igual que el DB4, el diseño de su carrocería fue obra de Touring de Milán, construida bajo el método Superleggera.
Mecánicamente, el motor de seis cilindros en línea obra del ingeniero Tadek Marek era en el DB5 de aluminio y creció en cilindrada de los 3.7 a los 4.0 litros. Su potencia era de 282 CV en la versión estándar mientras que para los más exigentes, se ofrecía la versión Vantage con 325 CV. Su velocidad máxima era de 233 Km/H y aceleraba de 0 a 100 en ocho segundos. Podía elegirse con caja de cambios manual ZF de cinco velocidades o automática Borg-Warner de tres.
Del cine al estrellato
En esa evolución del DB4 al DB5 Aston Martin había pasado de un automóvil de marcado carácter deportivo a un rápido y lujoso Gran Turismo, pero en 1964 hubo un factor que terminó por catapultar al segundo a la categoría de icono de la cultura popular: se estrenaba la película ‘Goldfinger’, tercera entrega de las aventuras del Agente 007, que junto a Sean Connery contaba con un protagonista de cuatro ruedas muy destacado: el Aston Martin DB5 era el vehículo elegido para acompañar a James Bond en su nueva aventura, en este caso derrotar al megalómano Auric Goldfinger en su malévolo plan de robar todo el oro de la Reserva Federal de EEUU.
El DB5 que conducía James Bond en ‘Goldfinger’ estaba cargado de sorpresas, todo tipo de gadjets para ayudar al espía con licencia para matar en sus cometidos. La Sección Q del MI6 lo dotó de ametralladoras Browning, placas de matrícula giratorias intercambiables, pantalla antibalas trasera e incluso las tuercas de las llantas podían pinchar las ruedas a otros coches. En el interior figuraba un sistema de radar y el asiento del copiloto eyectable para librarse de compañías indeseables. Connery y el DB5 protagonizaron persecuciones inolvidables por los Alpes hasta que el coche queda destrozado en la base de Auric Goldfinger. El DB5 junto a James Bond repetiría en otras películas de la saga: ‘Thunderball’, ‘Goldeneye’, ‘Casino Royale’, ‘Skyfall’, ‘Spectre’ y la más reciente, ‘No time to die’.
Derivados
Del Aston Martin DB5 se construyeron en su periodo comercial, hasta 1965, un total de 1.059 unidades. De estas, sólo 123 llevaban la carrocería descapotable, en principio denominado DB5 Convertible y DB5 Volante en su último año. Desde entonces, todos los Aston Martin con carrocería descubierta han empleado la denominación Volante. David Brown, entonces propietario de Aston Martin y gran aficionado a la caza, encargó al carrocero especialista Harold Radford que dotara a su DB5 de una carrocería tipo familiar y así nació el extraño y exótico DB5 ‘Shooting Break’, del que se terminaron fabricando entre 11 y 12 unidades.
Continuation
En 2020 Aston Martin anunció la fabricación de 25 unidades del DB5 a imagen y semejanza del que condujera el Agente 007, incluyendo hasta los gadjets. Su precio era de tres millones de euros -2,75 millones de libras esterlinas- y la producción estaba vendida antes de ser producida.
Aún hoy día existe un acalorado debate de apasionados que enfrentan al DB4 y al DB5. Cuando se cumplen 60 años del lanzamiento de este último, y 65 del primero, no es descabellado llegar a la siguiente conclusión: El DB5 no existiría sin el DB4 porque es un derivado de éste, pero si no llega a ser por su salto a la gran pantalla y a convertirse en el coche más famoso de la historia, quizás Aston Martin no sería lo que es hoy.