Dos chiclaneros terminan orgullosos y a la primera la Panda Raid

Jesús Reyes e Ildefonso Morales se conocen desde el Instituto y ambos les une su pasión por el automovilismo. Jesús es un gran aficionado a los rallyes y jamás se ha perdido un Dakar e Ildefonso además trabaja en el sector de la automoción, tiene 20 años de experiencia como mecánico en Gamo Bahía, concesionario oficial Toyota en la Provincia de Cádiz. Recientemente estos dos amigos han disputado su primera Panda Raid, un evento que mezcla automovilismo y aventura, se disputa con coches Seat/Fiat Panda y derivados, y recorre Marruecos.

Fue en el mes de octubre de 2022 cuando Ildefonso conoció la existencia de la Panda Raid. Lo comentó en una reunión de amigos y Jesús dijo “adelante”. A las dos semanas ya tenían coche, un Seat Marbella de 1992 -último derivado del Panda que se vendió en España-. Estaba en Estepa, tenía ITV en vigor y lo empleaban para usos rurales.

Un mes después el coche ya estaba preparado con todos los cambios y modificaciones pertinentes que se exigen para la Panda Raid. No obstante, Jesús relata, que hasta última hora, porque la prueba se ha disputado a finales de abril-primeros de mayo, se le practicaron modifaciones al coche: “incluso el mismo día que salimos tuvimos que ir al taller de un amigo a cortarle con un rotaflex los guardabarros porque la amortiguación no aguantaba el peso de todo lo que teníamos que llevar”, matiza Jesús.

En total han sido nueve días de aventura para estos intrépidos chiclaneros, pues a los días de la prueba había que sumarle el trayecto hasta Almería, que era el punto de salida, y luego el regreso de Marrakech a Tánger para cruzar el Estrecho hasta Algeciras.

“Hemos cumplido nuestro objetivo de sobra, hemos terminado la prueba con el coche aguantando y hemos vivido la experiencia, sobre todo porque había gente que tenían presupuestos de 40.000 euros y el nuestro fue de 2.000”, explica Jesús.

Han sido un total de 4.000 Km, 3.000 de ellos en Marruecos, porque han llegado hasta la entrada al Sahara, junto al Atlas. Destaca Jesús especialmente el compañerismo y la camaradería entre los participantes, unos 270 coches de un total de 15 países.

“Ha sido una experiencia automovilística y personal. En cada trayecto bien parábamos a ayudar a alguien o se paraban a ayudarnos. Hemos visitado lugares muy pobres donde los niños viven con muy poco. En las fotos se ve lo bonito, pero ha sido muy duro, aunque a la vez muy gratificante”, afirma Jesús.

Los problemas mecánicos han sido la tónica habitual para estos aventureros, los ha habido de todo tipo, pero han logrado llegar a Chiclana con el coche en marcha. No han abandonado la prueba por rotura, han reparado el coche en pleno desierto a 45 grados y no han necesitado de asistencias.

Sobre el coche, sus planes son repararlo y disfrutarlo un poco este verano, pero tras el periodo estival lo van a vender, pues ya tiene gente interesada para hacer la Panda Raid del año que viene, y es que parece que esta prueba, pese a su dureza, engancha.

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