Citroën, 100 años de innovación
Cae la tarde en una plaza cualquiera de una ciudad europea cualquiera. Un grupo de niños juega un partido de fútbol para matar el tiempo entre el término de los deberes escolares y la llamada de sus madres para cenar. De repente algo que está aparcado distrae a los chicos: “¿es un avión?”; “¿es una nave espacial?”; “¡No, es como si fuera un tiburón!”. De repente se apaga la luz de una ventana en un edificio cercano. Un hombre alto y delgado sale del portal. Lleva gafas redondas, un elegante traje gris, un bombín, un maletín en una mano, y sobre el codo de uno de sus brazos descansa un abrigo y un paraguas. Se acerca, saluda educadamente a los chavales y se mete dentro de su coche. Gira la llave de contactos y se encienden unas luces rasgadas que parecen los ojos de un felino, arranca el motor con un rugido sordo, y como por arte de magia, el coche comienza a subir en altura, como si fuera a volar, de hecho, comienza a andar y lo hace de una manera fluida, ligera. Abandona la plaza para tomar la avenida principal mientras los últimos rayos del sol dan la bienvenida al crepúsculo. Y el grupo de niños sique sin creer lo que ha visto, ¿una visión del futuro?
A lo largo de sus 100 años de historia, la marca fundada por André Citroën ha sido sinónimo de innovación técnica, de una u otra forma las soluciones implantadas en muchos de los modelos Citroën han terminado estandarizando la industria. Eso ha creado una situación bien particular. No hay términos más contrapuestos que la innovación y la nostalgia, uno está ligado sin duda al progreso, al futuro, pero el otro nos evoca al pasado, a otros tiempos. Curiosamente, en Citroën ambos se dan la mano de forma sutil, pues en Citroën, la nostalgia, es el camino y la evolución de la innovación.
Avances
Los grandes logros y adelantos técnicos de Citroën están ligados a coches concretos. Quizás su primer gran éxito haya sido el Traction Avant. No es que Citroën inventara los coches de tracción delantera, de hecho hay fabricantes que cronológicamente se le adelantaron, tales son los casos de Cord y Ruxton en Estados Unidos o Alvis en Gran Bretaña, pero lo cierto es que el modelo Traction Avant fue el que llevó a la tracción delantera al conductor medio. Vendido entre 1934 y 1957, estaba disponible en cuatro versiones: el 7, el 11, el 15 de seis cilindros y el raro y exótico 22 con motor Ford V8 del que apenas hubo algunos prototipos. Las formas de su carrocería le valieron el apelativo popular de ‘Pato’ y para muchos su imagen está ligada a la del automóvil empleado por la Resistencia Francesa de la II Guerra Mundial. Podía adquirirse con diferentes tipos de carrocería, berlina estándar, berlina comercial, berlina familiar alargada, roadster descubierto y un coupé denominado falso cabriolet. Incluso los especialistas Franay y Chapron elaboraron versiones especiales para altos cargos del Gobierno francés, como los presidentes René Coty y Charles de Gaulle. Un automóvil para la posteridad.
Hemos de desplazarnos en el tiempo hasta el Salón de París de 1955 para conocer el siguiente gran éxito de Citroën, el DS. Era el sustituto del Traction, el coche más innovador de su tiempo en todos los aspectos y quizás, el gran icono de Citroën, su coche más popular y evocador. Su afilado y futurista diseño obra de Flaminio Bertoni hizo que popularmente se lo conociera como ‘Tiburón’. Pero lo más llamativo estaba bajo su sugerente carrocería, el innovador sistema de suspensión hidroneumática que unido a su tracción delantera le conferían un confort y una estabilidad que pocos coches eran capaces de ofrecer. Desarrollado en los tiempos en que Citroën estaba bajo la administración de Michelin, el DS era capaz de circular con tres ruedas solamente de forma temporal en caso de pinchazo, ¿alguien daba más? 23 años en producción sin apenas mostrar obsolencia es una parte del legado del ‘Tiburón’. Gente como el General de Gaulle o el cómico Luis de Funes se asocian a este legendario automóvil con carácter de divinidad, pues la pronunciación francesa de DS, “Deèse” significa Diosa.
Exclusivo
En un primer intento por buscar un sustituto al DS, se recurrió a un peculiar automóvil, quizás el modelo más exclusivo lanzado por Citroën hasta la fecha. Se denominó SM y fue construido en los tiempos en que Citroën fue propietaria de Maserati. Era un coupé de gran tamaño con una elegante carrocería obra de Robert Opron, la suspensión hidroneumática de la casa y un motor V6 italiano bajo el capó. Su interior parecía el cockpit del Halcón Milenario de Star Wars. Pero el SM no cumplió el cometido esperado: por una parte era un automóvil muy elitista y, por otra, tuvo grandes problemas de fiabilidad. En 1975 Citroën era adquirida por Peugeot y Maserati era a su vez vendida a la italiana De Tomaso. El sucesor del DS, que aún seguía a la venta pero sin fabricarse, se auspiciaría bajo el paraguas de Peugeot. Nacía así ese mismo año otro peso pesado del Olimpo de Citroën, el CX, del que todos recordarán su espectacular línea deportiva. Por su parte, causaba una enorme sensación el nuevo GS, una especie de hermano pequeño del CX, con una estética muy similar y, lo más importante, capaz de democratizar aún más los avances técnicos de Citroën entre el gran público.
Utilitario universal
Junto al DS y al Traction, el 2CV es el Citroën más universal, uno de los utilitarios más representativos: el 2CV era a Francia lo que el Mini de la BMC a Gran Bretaña, el Volkswagen Escarabajo a Alemania o el Fiat 500 a Italia. Era el paradigma de cómo Citroën concebía el automóvil utilitario para el día a día. Sencillo, económico pero a la vez distinguido y moderno, marca de la casa. El 2CV, al que llegaron a definir como “cuatro ruedas bajo un paraguas”, se sentía cómodo circulando por los Campos Eliseos con una familia a bordo y por los caminos rurales de La Camarga y La Provenza transportando y cesto de huevos y una bala de paja. Es el Citroën más longevo de todos, 42 años en el mercado. De él se derivaron innumerables versiones, incluidas furgonetas, además de que coches como los Ami 6 o Dyane 6 fueron evoluciones de su concepto.
Haría falta un libro entero para recoger todos los modelos míticos de Citroën que se nos quedan en el tintero, el C14, la popular furgoneta Tipo H que revolucionó el transporte o el modelo Autocadenas que cruzó el Sahara. Sea como sea Citroën prosigue hoy día su camino y sus derroteros siguen llevándola por el camino de la innovación. El utilitario Cactus es un buen ejemplo de ello gracias a sus novedosos sistemas de absorción de impactos en la carrocería. Su recientemente creada división de vehículos Premium, denominada DS en honor del célebre ‘Tiburón’ ha supuesto un punto de inflexión a la hora de llevar el espíritu innovador de André Citroën y sus sucesores a niveles superiores. Sin ningún tipo de duda, Citroën seguirá sorprendiendo al mundo entero por lo menos durante un siglo más. Felicidades.