Bentley, un siglo de velocidad y lujo
2019 está siendo un año especialmente prolífico en lo que efemérides del mundo del motor se refiere. Y entre ellas toca felicitar a Bentley, una marca de automóviles que se convierte en centenaria. Desde sus inicios como la gran dominante en las prestigiosas 24 Horas de Le Mans hasta la actualidad como una de las máximas representantes de los autos de lujo, pasando por los años en que fue propiedad de Rolls Royce, vamos a repasar la rica historia de una de las grandes supervivientes de la industria británica del motor.
El 18 de enero de 1919 comenzaba su actividad como productor de automóviles de lujo Walter Owen Bentley, un antiguo fabricante de motores radiales de aviación, bajo el nombre comercial de Bentley Motors. Desde el primer momento, los coches de Bentley destacaron por su sutil mezcla de lujo y deportividad: eran los autos perfectos para ese entusiasta, por supuesto adinerado, que durante la semana conducía por las calles de Londres camino hacia su despacho o la Cámara de los Lores, y el fin de semana se le veía disputando carreras en Brooklands.
El 3.0 Litres fue el primer gran éxito de Bentley y el coche que le cimentó la reputación a la que nos hemos referido anteriormente. La marca quiso ser un referente en la competición con las 24 Horas de Le Mans, la prueba deportiva del motor por antonomasia, como objetivo, y es en esta coyuntura cuando entra en escena un personaje fundamental para la historia de Bentley en sus años tempranos, el empresario, millonario y piloto entusiasta Sir Woolf Barnato, que como presidente de la marca desarrolló un peculiar sistema a la hora de conformar el equipo de pilotos reclutando a un grupo de clientes, todos también pilotos y con las cuentas bancarias bien saneadas, que se convertirían en los famosos ‘Bentley Boys’, los cuales a bordo del poderoso modelo 4,5 Litres Blower con compresor firmarían una de las páginas más gloriosas de la historia de la automoción ganando Le Mans en 1927, 1928, 1929 y 1930. Ettore Bugatti, otro prestigioso constructor de automóviles y competidor directo de Bentley describiría a los 4.5 Litres que vencieron a sus coches en Le Mans como “las locomotoras más rápidas del mundo” debido al generoso tamaño de los mismos. Fueron miembros de los ‘Bentley Boys’ además del propio Barnato, Dudley Benjafield, Tim Birkin o el ingeniero Clive Gallop, entre otros ‘gentlemen drivers’ de la aristocracia y burguesía europea.
Pero en esos años llegarían también otros gloriosos modelos que harían las delicias de los automovilistas más sibaritas del momento, como el célebre 6.5 Litres o Speed 6, el coche que tras una alocada apuesta lograría ganar al ‘Blue Train’ en una carrera entre Cannes y Londres; o el lujoso 8.0 Litres que competiría directamente con la todopoderosa Rolls Royce.
El destino y la Gran Depresión de 1929 quiso que Mr Bentley tuviera que vender su empresa a Rolls Royce. Al principio, ambas marcas mantuvieron su independencia, pero tras la II Guerra Mundial tuvo lugar la casi mimetización de ambas y la única diferencia entre Bentley y Rolls Royce eran la calandra frontal y el emblema ornamental sobre la misma y en las llantas. No obstante, Bentley siguió ofreciendo algunos coches exclusivos, como el elitista coupé R-Type Continental al que siguió toda la saga de los Continental.
A mediados de los 80, se apuesta de nuevo por empezar a diversificar a Rolls Royce y Bentley tras un periodo comercial desfavorable. Y el primer modelo de esta nueva andadura sería el Mulsanne Turbo, una gran berlina derivada del Rolls Royce Silver Spirit pero dotado de un motor sobrealimentado de 300 CV, en clara reminiscencia de los célebres Blower que ganaron Le Mans. Le seguiría el más evolucionado Turbo R con 350 CV y un acabado aún más lujoso y los nuevos Continental R y T, dos coupés sin equivalencia en Rolls Royce con el mismo motor del Turbo R y que serían los autos más caros de su tiempo producidos en serie –o casi-.
La década de los 90 terminaba con el anuncio de adquisición de Rolls Royce-Bentley por parte de BMW y la aparición de dos nuevos modelos: por un lado el Rolls Royce Silver Seraph, por el otro el Bentley Arnage. Ambos compartían carrocería, y equipaban nuevos y modernos motores BMW, un V12 de 326 CV el Rolls, y un V8 sobrealimentado de 360 CV el Bentley. Pero surge la marejada: El Grupo Volkswagen adquiere por su cuenta la marca comercial Bentley. Finalmente, todo se soluciona al más puro estilo de un juicio salomónico, BMW se queda con Rolls Royce y Volkswagen con Bentley. Ambas marcas toman caminos separados tras más de medio siglo juntas.
El primer Bentley de la era Volkswagen es el Continental SC, un coupé en clara reminiscencia del R-Type Continental de los 50 con un motor W12. En esos años Audi, marca también del grupo VAG, comienza a disputar las 24 Horas de Le Mans y casi en un programa paralelo, Bentley comienza también a participar en la prueba de resistencia con un coche desarrollado con tecnología Audi. En 2003 Bentley ganaría de nuevo las 24 Horas de Le Mans, aunque el programa sería discontinuado.
A día de hoy Bentley sigue siendo una referencia en el segmento de los autos de lujo. El Continental SC es su caballo de batalla, ya sea en versión cerrada o abierta, además del Flying Spur, una berlina de cuatro puertas basada en el Continental. Aun produce una modelo con el viejo motor V8 de Rolls Royce, el nuevo Mulsanne; y ha entrado a lo grande en el segmento de los coches de moda, los SUV, con el Bentayga. Con su producción aún en la célebre planta de Crewe donde se fabricaron en su día los motores de aviación Merlin Supermarine y bajo la tutela racional y germana del Grupo VW, Bentley quizás ha perdido algo de esencia británica para los más conservadores, pero no hay duda de que la marca de la B alada vive hoy día su mejor y más dulce momento y ello no hace más que presagiar que encara su futuro con más optimismo que nunca.