Dacia 1300, Rumanía sobre cuatro ruedas
¿Conoces el Dacia 1300? Mihai, arquitecto de Renault Technologies en Titu, es uno de los numerosos rumanos fans de este emblemático modelo. ¡Y con razón! En los años 70 y 80, este permitió que toda Rumanía pudiera desplazarse. Descubre la historia del «otro coche del pueblo» en compañía de este propietario apasionado que nos presenta su Dacia 1310 de 1989 que restauró él mismo.
En Rumanía, no hay Volkswagen ni Escarabajo que valga. Allí, el «coche del pueblo» es el Dacia 1300. Este vehículo fue el que, en los años 70 y 80, puso al país sobre ruedas y el que marcó la juventud de Mihai, quien trabaja en el centro técnico de Titu como arquitecto de Renault Technologies. Orgulloso por haber restaurado el Dacia 1310 de su padre, Mihai es ahora un apasionado del modelo. Hoy nos presenta a su «niño bonito» y su historia.
«Cada rumano tiene una historia personal con el Dacia 1300. Por la calle, atrae muchas miradas».
Patrimonio
Modelo emblemático de Rumanía durante más de tres décadas, el Dacia 1300 marcó la memoria colectiva. Fue el vehículo de todas las familias, el taxi siempre disponible en las ciudades del país, etc., y el protagonista de muchas experiencias que lo inscribieron para siempre en el patrimonio afectivo de los rumanos. Como explica Mihai: «El Dacia 1300 es un vehículo robusto, sencillo y confortable, con todas las cualidades que forman parte del ADN de Dacia».
La economía rumana pronto lo adoptó, y los clientes también ya que se apresuraron a comprar lo que era, a principios de los años 1970, el vehículo más moderno de Europa del Este y uno de los más accesibles, con un precio equivalente a 3.200 euros.
Mihai posee un Dacia 1310 1.3 L gasolina TLX que compró su padre en 1992. Copia idéntica en sus inicios del modelo francés Renault 12, el comúnmente llamado «Dacia 1300» se fabricó de 1969 a 1979 bajo esta denominación y después hasta 2004 bajo la denominación Dacia 1310. «Las dos principales diferencias entre el 1300 y el 1310 son una nueva parte delantera totalmente rediseñada con cuatro faros y una calandra central negra, y unas ópticas traseras modificadas», señala nuestro apasionado.
A mediados de los años 80, Dacia alcanzó un 98 % de componentes fabricados localmente, lo que más adelante facilitó la restauración de modelos antiguos con piezas originales. Así pues, Mihai restauró su Dacia 1310 TLX tal y como era en su época, gracias a la ayuda mutua de la comunidad de coleccionistas que se formó en su país: «Cada año son más los apasionados del Dacia 1300. Los rumanos están redescubriendo este modelo».
Mihai lo conduce a menudo. Este Dacia 1310 era el vehículo de sus vacaciones en familia y de sus primeras lecciones de conducción, y los innumerables recuerdos vividos a bordo le otorgan un valor afectivo inestimable. Pero además, Mihai se siente orgulloso de circular en Dacia ya que considera su Dacia 1310 un patrimonio familiar que hay que transmitir.
«Cuando estoy al volante de mi Dacia 1310, sencillamente me siento bien», nos confiesa.
Al igual que Mihai, cada vez son más los rumanos que se sienten orgullosos de su patrimonio automovilístico nacional y lo valoran. Cabe decir que el Dacia 1300 dio acceso a la movilidad y a la libertad a toda Rumanía, lo que hace que ocupe un lugar especial en los recuerdos de juventud de toda una generación de rumanos como Mihai.
El Dacia 1300 (y sus variantes) también forma parte de la historia de Rumanía por su éxito comercial (2 millones de ejemplares vendidos) y la longevidad de su producción (35 años, de 1969 a 2004). Pasó nada menos que por seis evoluciones durante su carrera y se comercializó hasta 2006, seis años después de que arrancara la fabricación del Logan. «El Dacia 1300 es el coche emblemático en Rumanía. Gracias a su precio asequible, era el verdadero coche del pueblo», explica Mihai.
La proyección del Dacia 1300 no se limitó a las fronteras de Rumanía ya que se exportó ampliamente a los países del Este y también a algunos países de África, Oriente Medio y Latinoamérica.
Mihai aprecia la fiabilidad de su Dacia 1310, y con razón. Si el contador del Dacia de Mihai no marca más de 3400 km es porque se pone a cero después de 99.999 kilómetros… ¡y ya ha dado tres veces la vuelta al contador!