De un Bottas imperial a un Vettel como pollo sin cabeza
La Fórmula 1 tiene esa capacidad de romper todas las previsiones. La temporada por fin arrancó y si bien la primera carrera de Austria -la segunda será este próximo fin de semana- en principio fue muy fidedigna con respecto a cómo se encontraba la parrilla, equipos y pilotos, siempre surgen condicionantes que terminan por arrojar un panorama bien diferente.
La primera conclusión que se puede obtener es algo que se tenía bien claro. Mercedes sigue dominando con mano de hierro. Los monoplazas de la firma de Stuttgart, pintados de negro por motivo de la nueva corrección política que obliga la nueva faceta de “activista social” de Lewis Hamilton, siguen siendo imbatibles, aunque en esta ocasión las tornas dentro del equipo de la estrella han cambiado en beneficio del finlandés Valteri Bottas. Un piloto que en las anteriores campañas ha destacado por su perfil bajo ha tenido un comienzo muy bueno y dominó el GP celebrado en el Red Bull Ring de principio a fin y con autoridad. Su compañero, que añade a su faceta ahora la condición de luchador por los Derechos Humanos, el seis veces campeón británico y a quien se le considera “el mejor piloto de F1 de la actualidad”, no brilló en exceso salvo la pequeña remontada del principio hasta ponerse segundo, porque había sido penalizado en la salida. Claro que estamos en la primera carrera y ya se sabe cómo es Hamilton y su status en su equipo, pero es que también fue penalizado durante la carrera por un incidente con Alex Albon. En definitiva, Bottas estuvo Imperial, siempre rodando con ventaja bien administrada y el color que mejor definiría la actuación de Lewis sería el gris apagado e impersonal, no el plata de Mercedes.
La gran esperanza de parar el dominio de Mercedes era Red Bull, corrían en casa, en pretemporada tenían un coche muy prometedor y a Max Verstappen se le da especialmente bien el circuito austríaco donde ha ganado las carreras de 2019 y 2018. Pero sólo puede calificarse la actuación de Red Bull de debacle.Terminaron con un cero enorme en el casillero. Max Verstappen, con ritmo para dar guerra, comenzó a tener problemas y su coche se quedó en boxes. Hasta dos horas después de la carrera no dieron con la avería electrónica del motor Honda. De un plumazo, la carrera perdió a priori la principal pimienta que podía tener. Y peor le fue a su compañero Albon. El tailandés tenía un coche para dar guerra a los Mercedes, puso neumáticos blandos y lanzó un ataque sobre Lewis pero ambos terminaron chocando y el de Red Bull se fue al final del pelotón para terminar abandonando. Un muy deficiente que deberán recuperar el domingo que viene.
A Ferrari directamente los vino a ver Dios en forma de Charles Leclerc. Con un coche que es un espanto, ni siquiera para asegurarse la tercera posición visto lo bien que van McLaren y Racing Point. Sebastian Vettel asegura que fue una de sus peores carrera y parece ser que dicha opinión la comparte mucha gente. Trató de adelantar a Carlos Sainz, se tocó y se fue al final. Y ahí se quedó. Su compañero Leclerc demostró de la pasta que esta hecho y gracias a los diferentes coches de seguridad y al accidente de Albon logró escalar a la tercera posición, que fue finalmente un segundo por la descalificación de Hamilton. Seguramente Binotto y los suyos no se lo creían. Un espejismo que si no se ponen las pilas y empiezan a mejorar un coche en principio congelado hasta el año que viene, firmarán uno de los peores años de su historia.
Lo de McLaren debería de sorprender, pero no tiene por qué. Su coche evoluciona muy positivamente pese a su condición de equipo cliente sin motor propio y sus pilotos vuelven a ser grandes protagonistas. Nando Norris estuvo soberbio, luchando como un jabato, y Carlos se marcó una remontada de las que hacen época, pero se vio penalizado por su estrategia. Viendo a los de Woking, en Ferrari deberían tenerles miedo, pues todo apunta a que les mojarán la oreja en más de una ocasión.
Y llegamos al coche rosa, ese que ahora se llama Racing Point, antes Force India y el año que viene Aston Martin. Prometía en la pretemporada porque todos decían que básicamente era un Mercedes del 2019. No defraudó en los entrenamientos, pero en carrera tampoco es que sorprendiera lo que se esperaba. Lance Stroll se retiró por avería y Checo Pérez peleó por estar en el podio y de ser una carrera con menos incidentes quizás hubiera estado, pero fue penalizado. Lo que sí está claro es que el coche rosa va a darle mucha guerra tanto a McLaren como a Ferrari, incluso a Red Bull. Y se le verá en el podio.
Del resto de la parrilla no hay mucho que decir. Renault sigue en una posición que no corresponde a un equipo de su categoría y ni de su presupuesto, con abandono de Ricciardo y un Ocón que no pudo hacer mucho más. Los hoy llamados Alpha Tauri y el año pasado Toro Rosso diluidos por medio del pelotón final, junto a los Haas con muchos problemas, incluidos los pilotos que tienen contratados, el Alfa Romeo Sauber de Kimi perdiendo una rueda y el pobre equipo Williams cerrando el pelotón con dos promesas futuras de la categoría como pilotos -Russell y Latifi- que con dichos mimbres poco pueden brillar.
Y dicho esto, este fin de semana, más, nuevo GP también en el Red Bull Ring y esperemos que con igual o más emoción.