Lewis VI de Inglaterra, Rey de la Fórmula 1
El británico Lewis Hamilton va disparado a convertirse en el piloto más grande la F1 al lograr en el GP de EEUU su sexto Mundial, lo que le coloca como el segundo mejor piloto de la historia de la categoría reina del motor y con tan sólo el récord de siete campeonatos del káiser Michael Schumacher como próximo objetivo.
Tenía todo de cara pero el sábado la carrera se le puso cuesta arriba cuando sólo pudo clasificarse quinto, aunque tampoco era el fin del mundo, pues tenía muchas combinaciones matemáticas a favor que le permitían lograr su sexto entorchado sin mucha dificultad. Ya en la salida el viento le sopló a favor cuando los dos Ferraris mostraron evidentes problemas de ritmo y pudo ponerse tercero tras su compañero Bottas y el Red Bull de Verstappen.
Lewis fue a una estrategia de una parada con el objetivo de poder ganar la carrera, pero finalmente fue superado por su compañero y una bandera amarilla provocada por el accidente de uno de los coches de Haas resultó como si Dios le viniera a ver, porque hizo que el fogoso Max tuviera que frenar y ya no pudo adelantarle.
Hamilton ha firmado una temporada excelente con el inestimable apoyo de su equipo, el Mercedes AMG F1, que ha demostrado ser una máquina perfectamente engrasada y el mejor equipo en la categoría en su nueva era de motores turbo híbridos. En contraposición a un Red Bull que se tenía que conformar con las migajas y un equipo Ferrari con potencial pero falto de norte y organización, los alemanes han sido una apisonadora y Hamilton ha sabido aprovechar todo ese potencial demostrando que es el mejor piloto de F1 de la actualidad y uno de los mejores de la historia, ahora mismo, el segundo mejor teniendo en cuenta sus títulos.
El chico de clase media del suburbio londinense de Stevenage ha llegado a la F1 rompiendo barreras y lugares comunes de este deporte, con un debut aquel 2007 en el equipo McLaren que todos recordarán, ya que incluso le puso las cosas muy complicadas a nada menos que a Fernando Alonso, dando lugar a una rivalidad encarnizada en pista que terminó con la pérdida de aquel Mundial en beneficio de Ferrari y Kimi Raikkonen.
Pero en 2008, el primer chico negro en pilotar un coche de F1 ya demostró de qué pasta estaba hecho, y a finales de año logró su primer Mundial en aquella loca carrera de Brasil donde Felipe Massa se llevó el chasco de su vida. Los siguientes años fueron complejos en la vida de Lewis, teniéndolo todo desde una infancia muy humilde y sacrificada, empezó a adoptar un estilo de vida más propio de un playboy que de un atleta de élite, y lo cierto es que perdió el norte y salvo casos contados, su rendimiento bajó.
El salto de McLaren a Mercedes, abandonando el equipo que prácticamente había sido su casa, cambió su actitud. La nueva era híbrida le vino como un guante y entre Mercedes, Toto Wölf y el desaparecido Niki Lauda supieron moldearle y sacar lo máximo de él. Y vaya si lo consiguieron, desde 2014 a 2019 Mercedes ha logrado todos los campeonatos de pilotos, y Lewis, cinco de los seis por uno del que fuera su compañero, Nico Rosberg.
Soplan vientos de cambio en la F1, nuevas reglas con el objetivo de fomentar la competitividad de todos los equipos e igualar su rendimiento, pero lo cierto es que Lewis está ahí y pese a que una nueva generación de excelentes pilotos, como Leclerc, Verstappen o Carlos Sainz ya piden paso, tendrán que pedir permiso al chico de Stevenage, ‘Hammertime’ o Lewis VI de Inglaterra, el Rey de la F1. Larga Vida al Rey. La F1 ha conocido a pilotos fabulosos: Fangio, Ascari, Clark, Hill, Stewart, Lauda, Prost, Senna, Schumacher, Alonso o Vettel. Lewis ya forma parte de ese Olimpo y si no existiese, habría que inventarlo.